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viernes, 8 de mayo de 2009

Virus AH1N1 habría pasado inadvertido


El jueves 23 de abril, el Gobierno de México dio la alerta sobre un brote de influenza porcina. Se habló de un número de muertos que luego fueron muchos menos, se dijo que el brote pudo partir del Estado de Veracruz o tal vez del de Oaxaca, pero también eso sigue en entredicho. 

Las autoridades mexicanas juran y perjuran que actuaron en cuanto tuvieron noticias de los primeros casos. Pero, el lunes, el subdirector de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Keiji Fukuda, admitió lo que los científicos sospechaban: antes de los casos confirmados en México, hubo un pico de neumonía en marzo, que adelantaría el origen del nuevo virus al menos un mes.

El problema es que el nuevo virus produce una enfermedad que es, todavía, muy leve, y por eso las autoridades tardaron en reaccionar. 

Una vez puestos sobre aviso, los estudios posteriores han demostrado algunas cosas. La primera, que el porcentaje de diarreas que causa es "inusualmente alto": alrededor de un 40% ó 50% de las personas con este tipo de gripe tiene también trastornos digestivos (lo normal es que ronden el 20%, aunque varía mucho dependiendo del tipo de virus del que se trate y de factores como la dieta).

Hay otra característica que puede haber contribuido a que la expansión del patógeno haya pasado desapercibida al principio: su periodo de incubación parece algo más largo que el de una gripe normal, según los estudios preliminares que maneja la OMS. Si "en una gripe normal ronda de media los cinco días, en ésta puede llegar a los ocho días", dijo Fukuda.

La diferencia no es muy grande en valores absolutos, pero dificulta la detección de nuevos brotes de un agente infeccioso. Si una persona enferma nada más ponerse en contacto con otra, es fácil deducir quién la ha contagiado. En cambio, si pasa una semana por medio, y el recién infectado se desplaza, la búsqueda del foco original se hace más difícil.

Hay otra característica que puede haber despistado a los médicos al principio. En contra de lo que sucede con las gripes comunes, ésta parece que se ceba más en personas jóvenes, y no es lo habitual. Lo normal con los virus estacionales es que afecten más a personas mayores o a niños. También las embarazadas están más expuestas, en parte porque no pueden tomar la misma medicación que el resto de la población para no perjudicar al feto. 

De todas formas, como advirtió Fukuda, todavía es pronto para saber exactamente cómo se comporta y, sobre todo, cómo se comportará este nuevo H1N1.

En la OMS, que depende de las donaciones internacionales, nadie quiere hacer sangre con el asunto. La política oficial es alabar la eficacia de las autoridades mexicanas. 

Pero algunos expertos señalan un aspecto: es muy posible que el nuevo virus haya estado circulando un mes o más sin que nadie lo detectara.

No es casualidad que las autoridades sanitarias de México y los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de EE.UU. alertaran casi a la vez de que habían descubierto un nuevo virus. "Es posible que si no se hubiera infectado un grupo de turistas estadounidenses hubiera seguido desapercibido", dijeron fuentes de la OMS.

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